Gente que Cuenta

Te cuento que…
por Suzan Matteo

James Bond
Fuente: https://www.freepik.com/
“James Bond no es un simple personaje de ficción: es la síntesis de una época de intrigas internacionales y de un anhelo de sofisticación que desafía al tiempo…”
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Hoy se celebra el Día de James Bond, un ritual que nació en 2012, cuando el mundo conmemoraba los cincuenta años de un icono que no envejece ni en la pantalla ni en nuestra memoria.

Bond, el agente 007, este caballero del espionaje británico, nació de la pluma de Ian Lancaster Fleming, periodista, escritor y espía de los que saben que la discreción es un arte y el peligro, un placer. Fleming no inventó a un héroe: esculpió un mito en forma de hombre, con trajes impecables, pistola lista y un automóvil a punto.

El primer encuentro cinematográfico con Bond tuvo lugar en 1962, en Londres, con Dr. No, donde Sean Connery ya nos enseñaba que un espía podía ser elegante, letal y tener un sentido del humor tan seco como un martini agitado, nunca revuelto. La historia de aquella película—un asesinato en Jamaica, la sombra de la organización Spectre, chicas que son más que adornos de glamour—marcó el comienzo de un universo donde el peligro y el estilo van juntos. Ya van 27 películas.

James Bond no es un simple personaje de ficción: es la síntesis de una época de intrigas internacionales y de un anhelo de sofisticación que desafía al tiempo. Nacido en Wattenscheid, educado en Eton, viudo antes de tiempo y eterno refinado, Bond no solo maneja coches, armas y helicópteros como si fueran juguetes de lujo: maneja a la gente con la misma precisión. Su mundo es de persecuciones imposibles, enemigos prescindibles y chicas que saben que la inteligencia mata más que cualquier explosivo.

¿Sean Connery? ¿Roger Moore? ¿Pierce Brosnan? ¿Daniel Craig?

Con cualquiera de ellos podemos saborear unos huevos revueltos, caviar Royal Beluga procedente del Mar Caspio, o brindar con Champagne Dom Perignon o un Martini seco con vodka.

Celebrar hoy al agente 007 es recordar que el riesgo puede ser exquisito, que la sofisticación es un arma y que el peligro, cuando se viste de frac y sonríe, siempre nos fascina. Porque él no envejece, nunca se equivoca y, como buen espía, nos deja con la sensación de que la aventura empieza justo cuando él entra en la habitación y nos dice su nombre: «Bond… ¡James Bond!»

 

Suzan Matteo Atril press
Suzan Sezille de Matteo es caraqueña, cosecha del 52; ingeniero industrial aplicada al área social; esposa, madre de dos, que ahora abuelea y escribe desde Inglaterra. suzansezille@gmail.com IG @tomadodeaquiydealla
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