Gente que Cuenta

Perdón sin olvido,
por Getulio Bastardo

Rembrandt Atril pres
Rembrandt, El regreso del hijo pródigo (detalle), 1661-1669
Fuente: https://en.wikipedia.org/

La frase, en sí misma, parece simple, pero es ambigua y revela hondos conflictos muy propios del ser humano. Al profundizar, salen a la luz ambigüedades y dilemas humanos muy reales. Al hablar del perdón, parece una frase conciliadora, pero cuando se involucra la memoria, hay que tener presente un asunto que acompaña a todo recuerdo: la carga afectiva. Si esa imagen o recuerdo fue vivido con intensidad emocional, los recuerdos también se vivirán con la misma intensidad. Si los hechos que ocurren despiertan una emoción positiva o placentera, los recuerdos serán agradables; o, por el contrario, si la emoción suscitada por el hecho genera una sensación displacentera, el recuerdo será́ igualmente doloroso. Vale como ejemplo el Trastorno de estrés postraumático.

En cuanto al perdón, perdonar implica, en muchos casos, liberar al otro de la culpa, pero, sobre todo, liberarse uno mismo del rencor. Es un acto que requiere madurez, compasión y una decisión consciente de no perpetuar el sufrimiento. En este sentido, la primera parte de la frase tiene una carga liberadora.
El “no olvidar” puede tener distintas interpretaciones. En un plano sano, significa no negar el pasado ni ocultar lo vivido. Recordar es una forma de protegerse, de aprender y de no repetir errores. La memoria, en este sentido, es tanto autodefensa como sabiduría.
Sin embargo, en el “no olvido” también puede haber un matiz de advertencia o incluso de amenaza: “perdono, pero sigo midiendo con la vara del agravio”. Ahí, el perdón se vuelve parcial, y la herida queda latente, sin cicatrizar del todo.
Olvidar, en el sentido literal, no siempre es posible ni deseable. Pero si el recuerdo alimenta el resentimiento o se convierte en un ancla emocional, el perdón queda suspendido en un limbo. En cambio, si el recuerdo se transforma —si deja de doler, si se vuelve enseñanza—, entonces perdonar sin olvidar puede ser una forma de cerrar el círculo con dignidad.
“Perdono, pero no olvido” es, muchas veces, una declaración de equilibrio entre justicia y compasión, pero también puede ser una forma de posponer la sanación. Si el olvido se usa como sinónimo de impunidad, la frase cobra un sentido ético. Si se utiliza como excusa para no soltar el rencor, se convierte en una trampa.

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Getulio Bastardo
Médico psiquiatra clínico, profesor universitario jubilado en Venezuela y activo en Perú, casado, con seis hijos y seis nietos. Soy un viejo feliz
getuliobastardo@yahoo.com.mx

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