Gente que Cuenta

Leche comenzada,
por Luli Delgado

Leche comenzada Atril press 1
La leche condensada existe desde 1856, cuando Gail Borden desarrolló un método de condensar y preservar la leche añadiéndole azúcar, lo cual la hizo más duradera y fácil de transportar.
Fuente: https://picryl.com/

 Igualito que Proust con las magdalenas, meterme la cucharada en la boca y aparecer como por encanto una película completa fue una misma cosa.

En la primera secuencia apareció una latica pequeña, a la que se le abría un huequito por el que se chupaba hasta que ya no había más nada. Era la mejor parte del recreo, aunque en mi casa a veces había, no de latica, sino para algo de la gente grande y estaba medio prohibido tocar. A veces mi mamá diluía dos cucharadas en agua fría y era rico de tomar, no tanto como en su estado original, pero rico a fin de cuentas. Era como la leche en polvo mezclada con azúcar, pero esa es otra magdalena. Sigo. Aquello sabía a gloria, sobre todo en una edad en que era virtualmente imposible empalagarse.

Después sin mucho darme cuenta se quedó en la lonchera de mi infancia hasta que me tocó revivirla de nuevo en la de mi hija, que es por último lo que uno termina haciendo con la maternidad. Ceci la llamaba la “leche comenzada”, también le fascinaba y formó parte de nuestras travesuras juntas, lo cual la hacía el doble de rica.

Uno se olvida de esas cosas y pasa las latas de largo en las góndolas del supermercado. Yo nunca fui de hacer ni quesillo, ni torta tres leches, así que ni modo.

Ahora, no sé por qué, o mejor, porque quería repetir un postre brasileño, el señor de mi casa compró/abrió/metió en la nevera la lata abierta.

Esta noche le pregunté que dónde estaba y me confesó que en su lata en la nevera.

Yo no sé si ahora las cosas son diferentes, pero yo toda la vida oí decir que cuando se abre una lata hay que sacar lo que está adentro. Pues la saqué de su lata. Ya al empezar a caer, espesa, deliciosa, de un color inolvidable, ya a mí me había pasado lo que uno pasa en estos casos. Ahora lo malo es que hay que tener cuidado con el azúcar para que la glicemia, etc., pero yo de todos modos agarré la paleta de las tortas, una que llaman dedo mágico, y mal logré ponerla en un vaso, me terminé lo que quedaba en la lata. Yo creo que es la gloria del cielo en la tierra, la maravilla de recordar, la alegría de haber visto crecer a Ceci, todo junto, con su mejor intención de hacerme feliz…

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Luli Delgado es periodista venezolana, Master en Artes de Cine y  Video – por The American University, Washington, DC.
Fue Directora Ejecutiva de la Fundación Andrés Mata de El Universal de Caracas, y Gerente del Centro de Documentación de TV Cultura de São Paulo. Es autora de varios libros y crónicas.
delgado.luli@gmail.com

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