Gente que Cuenta

¿Celos o paranoia? por Getulio Bastardo

Theodore Chasseriau Atril press
Celos que llevan a la locura.
Théodore Chassériau,
Otello y Desdémona en Venecia, 1849
Fuente: https://pt.m.wikipedia.org/

Comencemos por definir qué son los celos. Los celos son una emoción compleja que surge cuando una persona percibe una amenaza —real o imaginada— hacia algo que considera suyo o valioso, especialmente en lo relacionado con el afecto, la atención o el amor de otra persona. Implican miedo a perder ese vínculo, inseguridad personal y una percepción de fragilidad en la relación.

Por su parte, la paranoia es un patrón de pensamiento distorsionado, caracterizado por una desconfianza extrema o infundada hacia los demás. La persona paranoica cree que está siendo engañada, perseguida o traicionada, aun sin evidencia que justifique tales creencias. Su interpretación de la realidad está teñida de sospecha, y tiende a ver amenazas donde no las hay.

Ambos conceptos —celos y paranoia— están profundamente relacionados. La celotipia, es decir, los celos patológicos, puede considerarse el primer peldaño hacia un pensamiento más grave: el pensamiento paranoide. En los dos casos, aunque en distinto grado, hay un trasfondo de inseguridad, baja autoestima, temor a perder lo que se tiene y una sensación de incapacidad para conservar lo que se ama. Desde ahí se construye una duda constante, no solo hacia el otro, sino también hacia uno mismo.

Frases como “el que quiere, cela” intentan justificar esa inseguridad proyectada. Pero lo que en realidad se esconde detrás de ese refrán es: “no me siento lo suficientemente seguro de que me quiera, y temo que cualquier otra persona pueda arrebatármelo(a)”. Bajo esa lógica, los celos se transforman en una forma de control disfrazada de amor, y cuando esa dinámica se extrema, da paso a la desconfianza persecutoria de la paranoia.

Amar no debería implicar vigilar, desconfiar ni controlar, sino confiar, respetar y aceptar el riesgo inevitable que implica todo vinculo genuino.

Cuídense de la pareja que pretende o te obliga a revisar tu teléfono móvil. Ese es el principio o la punta de iceberg de la montaña de desconfianza que se esconde debajo de esos vestidos. En conclusión todo celoso es paranoide y en el fondo lo que en todo celoso existe es envidia por la posesión del otro.
El celoso no solo teme, también imagina amenazas y exagera señales, lo cual roza lo paranoico.
Profundamente, lo que más duele al celoso no es solo perder al otro, sino que alguien más pueda disfrutar lo que él considera propio. De ahí nace la envidia.

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Getulio Bastardo
Médico psiquiatra clínico, profesor universitario jubilado en Venezuela y activo en Perú, casado, con seis hijos y seis nietos. Soy un viejo feliz
getuliobastardo@yahoo.com.mx

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