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Estamos rodeados de sucedáneos, de cosas y personas parecidas a otras. Por eso se cree que pueden sustituirlas. Pero se pasan. Está el tema de la comida, donde, por ejemplo, quienes acaban de convertirse al vegetarianismo solo de boca, andan buscando todavía el olor de la parrilla, el sabor del jamón o de aquel bistec que le hacía su mamá. Por eso se esfuerzan con la soya y otros sustitutos, que pueden llegar a parecer chorizos, por ejemplo, solo por el color rojo.
En la decoración estamos rodeados. Ahora mismo estoy viendo una cortina de plástico, larguísima y ancha, que pretende ser un campo florido de pequeñas azucenas. Y al lado, un cactus del mismo material, que no pincha, nunca muere ni quiere el sol.
Lo que menos me gusta entre todos los vegetales de ese tipo son las flores, que solo de lejos pueden parecerse a unas auténticas. Me parecen hasta tristes.
Luego, las falsedades de moda. En el top, un muñeco chino, con ojos ídem y nueve dientes picudos, que puede costar miles de dólares si se buscan ediciones específicas. De acuerdo con el modelo, pueden ser tan pequeños que puedan colgarse de una cartera o alcanzar tu tamaño. Viene a cuento, porque una gran parte de los miles que hay en el mercado son falsificaciones que se detectan por diferencias de fabricación, gracias al trabajo de especialistas de la policía, detectores de Labubus.
Me supongo que en una sociedad donde el brillo social se detecta por lo que compras y luces, es inevitable que gran parte de la población quiera hacerse pasar por otra persona. Comprarse ropa, zapatos o teléfonos solo para cubrir necesidades no está bien visto. Pero lo que sí es cierto, es que una de las actividades más refrescantes del mundo es descubrir que no tiene importancia lo que piensen los demás de nuestro gusto, así lleves zapatos comprados hace dos años y tus lentes oscuros parezcan los de un matón de una antigua película. Es absolutamente liberador y tranquilizante estar en plan de espectador y darse cuenta de los esfuerzos de una vecina cualquiera por teñirse el cabello como la influencer que adora mientras que tú, ni pendiente.
