
La conversación, c.1935
Fuente: https://en.wikipedia.org/
Hablar paja es un deporte mundial. Algunas nacionalidades tienen incluso ligas profesionales de “habladores de paja”. Posiblemente sea un sesgo de mi origen tropical caribeño, pero siento que uno de los pueblos que ocupa más el tiempo comunicando cosas superficiales – a eso me refiero con lo de “paja”- es el mío…
En las costas de clima caliente de Suramérica, florece un tipo de persona aparentemente simpática, que no tiene problemas en ganar amigos por medio de lo que llamamos “entrar”, es decir, saludar a alguien, aunque no lo conozca, sonreírle y acto seguido iniciar una conversación sobre cualquier tema, incluyendo la vida de las mariposas o el consabido “¿tú no eres prima de Z”?
No importa que no lo sea, porque acto seguido tienes que decir: “ Ayyy, pero es que eres igualita…” luego se habla de lo simpática, antipática, suertuda, maravillosa o loca que es Z y por ahí siguen…
A pesar del muro infranqueable de comunicación que constituye la inmersión de la humanidad occidental en las redes sociales, gracias a las cuales puedes ver a multitud de gente manejando sus teléfonos sin hacerle caso a quién quiera que tengan al lado, aunque le esté dando un infarto, he visto pocas resistencias coherentes a la iniciativa de los habladores de paja profesionales.
Una especialidad tradicional de la especie son los contadores de cuentos. Después que “entran” o contactan, narran las aventuras de alguien a quien le pasan las cosas más locas, desde escapar de una estafa piramidal hasta cómo fue que “Francisco” (o Juancho, o Matilde) se hizo millonario (a) aunque comenzó vendiendo de puerta en puerta y ahora invita al hablador de paja, según él, al sur de Italia todas las vacaciones con todos los gastos pagados.
Otra especialidad se encuentra en los bares. Se identifican rápido porque su tema son los desengaños amorosos. Como el alcohol incrementa su tendencia a recordar historias tristes, mi recomendación es la huida rápida por la derecha, porque esta especie es capaz de pasar varias horas contándonos sus tragedias.
En fin, ante este cuadro es donde uno empieza a apreciar esos establecimientos donde cada quien se sienta frente a una mesa y una copa sin hablar con nadie por horas. ¡Que refrescante puede ser el silencio!
Y de último, pero no la menos importante, es otra especialidad básica: los escritores que buscan tema sin encontrarlo y entonces es cuando empiezan a hablar paja, como yo ahora.

es experta en el cultivo de huertos de hortalizas y flores.
lucygomezpontiluis@gmail.com