Te cuento que… por Suzan Matteo
Una cosa es que a uno le guste bailar y otra muy distinta que no puedas parar de hacerlo.
Fue a mediados del mes de julio cuando, en la ciudad francesa de Estrasburgo que en esa época formaba parte del Sacro Imperio Romano Germánico, llegó a su apogeo la «Epidemia de baile de 1518».
Una mujer llamada Frau Troffea comenzó a bailar en una estrecha calle, de manera descontrolada y sin poder parar. Diversas personas se unieron a danzar sin descanso durante días; a la semana eran 30 y pronto 400 personas bailaban sin parar enloquecidamente en las calles. Diversos documentos de doctores, sermones, crónicas e incluso notas publicadas por el municipio, son enfáticas en que las víctimas no querían bailar y expresaban su miseria pidiendo ayuda. A medida que la «epidemia» de baile empeoraba, l...