Italianos en Venezuela,
por Soledad Morillo Belloso
¡Ah, los italianos! Llegaron con recetas en el bolsillo, fotos de la nonna y una terquedad que ni el calor de La Guaira derritió. No vinieron a probar suerte: vinieron a quedarse, como quien planta albahaca y dice “Aquí me quedo”.
Trajeron comida con alma: espagueti con cuentos, pizza que se volvió criolla, pan que huele a domingo y quesos que aquí mezclamos con guayaba y casabe. Porque en Venezuela todo se fusiona, todo se vuelve fiesta.
Pero no solo trajeron sabores. Trajeron oficio: manos que sabían hacer zapatos, mosaicos, muebles. Fundaron negocios con nombres de novela: “La Bella Napoli”, “Pastelería Sicilia”. Y sus hijos, ya diciendo “chévere” con acento ítalo-criollo, siguen el legado. Porque el italiano sin proyecto no existe: si no construye, sueña con construir.
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