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Rafael Victorino Muñoz

Profesor de pasillo,<br/> por Victorino Muñoz
188c, Rafael Victorino Muñoz

Profesor de pasillo,
por Victorino Muñoz

A lo largo de mi vida como docente, he conocido a diversos tipos de colegas. Con algunos me he llevado bien y con otros… trato de no llevarme siquiera. En este grupo entran esos a los que llamo profesores de pasillo, que son personajes al parecer muy queridos por muchos, mas no por mí. El profesor de pasillo es un caballero (por alguna razón que no busco comprender nunca he visto a una dama en tales menesteres), de aspecto un tanto desaliñado. Su apelativo se debe al hecho de que suele permanecer más horas fuera del aula, que dentro de esta última. Al llegar a la institución universitaria, el profesor de pasillo suele detenerse a hablar con casi todos; con casi todos se chancea. Conoce el nombre del vigilante de la puerta principal. Lo saluda, le da la mano. Intercambian impresiones ...
Óleo de banana con cinta,<br/> por Victorino Muñoz
187d, Rafael Victorino Muñoz

Óleo de banana con cinta,
por Victorino Muñoz

No era una banana cualquiera. Había sido traída especialmente en avión desde Colombia, con un boleto de primera clase. Fue seleccionada en un riguroso proceso, entre un millón de bananas en un bananal. Cuando la cortaron de la planta y la embarcaron, todavía estaba un poco verde. Pero se había calculado que llegaría en el tiempo justo, para que tuviera el tono perfecto de amarillo con pinticas negras. Más que una banana, era la idea platónica de la banana. Lo mismo para la cinta adhesiva. Fue también escogida cuidadosa y concienzudamente. El artista primero probó con distintos tipos. Había muchas opciones: cintas rugosas, otras metalizadas, como las que usan en las películas para cubrir la boca de los secuestrados. Pero al final el gran maestro encontró que aquella lisa y oscura e...
Nikita mon amour,<br/> por Victorino Muñoz
186c, Rafael Victorino Muñoz

Nikita mon amour,
por Victorino Muñoz

Al igual que debe haberle sucedido a muchos de ustedes, yo también tuve una mascota muy especial, que ya no está conmigo más que en mis recuerdos y pensamientos. Pero no fue en la infancia, sino estando yo en la edad de adulto contemporáneo, como la llaman. Dicen que si Dios no te da hijos, tal vez te dará sobrinos o perros o gatos, o todas las anteriores. En mi caso fue una gata. Nikita se llamaba. Le puse ese nombre debido a la serie de televisión: Nikita la femme. Más que una compañera en mis tiempos de soledad, fue como una hija: pequeña, peluda y gruñona, pero encantadora. Y dormilona, como todas las gatas. Al igual que deben haber hecho muchos de ustedes, me cansé de tomarle fotos a mi Niki. Casi podría hacer un Kamasutra ilustrado del sueño felino, de unas mil páginas. Aunq...
El imperio McCartney,<br/> por Victorino Muñoz
185c, Rafael Victorino Muñoz

El imperio McCartney,
por Victorino Muñoz

Isabel II de Inglaterra se convirtió en soberana en 1953. O sea, reinó por 70 largos años. Hasta donde sé, ha sido el reinado más duradero después de Luis XIV, que ostentó el mando durante 72 años y algo.Al lado de estos dos longevos monarcas, palidecen los reinados de Augusto (41 años), Carlomagno (47 años) y las dictaduras modernas, que parecen más largas en realidad por lo duras que son.Pero yo no quiero hablar de reinados a la usanza antigua o en el sentido tradicional del término. No quiero hablar de posesiones, tesoros o territorios. Quiero hablar de otra clase de imperio: el imperio de las almas.Sí, porque así como un gobernante puede regir sobre los ciudadanos o súbditos (según sea como se les llame, de acuerdo con la forma de gobierno), o sobre el territorio y las actividades que ...
La invención del chiste,<br/> por Victorino Muñoz
184b, Rafael Victorino Muñoz

La invención del chiste,
por Victorino Muñoz

 Hace unos días me encontraba en donde compro el agua potable. En el lugar tenían puesta la radio. El locutor lanzó una pregunta, que a la vez era un chiste. Yo respondí en voz alta, sin darme cuenta. A los pocos segundos el locutor dijo lo mismo que yo. Y el dueño del lugar se quedó viéndome y me preguntó cómo sabía la respuesta.Eso lo inventé yo, le aseguré. A diferencia de otras ocasiones en que me ha sucedido algo similar, la persona no se extrañó ni me discutió. Aunque cuando he señalado este hecho, lo que habitualmente me dicen es que se trata de un chiste viejo, que se lo escucharon a no sé quién y no sé cuándo…Bueno, yo también soy viejo. Y si a ver vamos, los chistes no se inventan solos; alguien debe haber sido el primero que lo dijo. Pero por alguna razón quienes me conocen, inc...
La escuela era una fiesta,<br/> por Victorino Muñoz
183c, Rafael Victorino Muñoz

La escuela era una fiesta,
por Victorino Muñoz

 Cuando uno llega a visitar una institución educativa, lo más seguro es encontrar que hay alguna actividad de índole festiva. Y es que así como hacen muchos de mis vecinos, en los colegios al parecer todo es un motivo para celebrar. Pero esto no es un halago, precisamente.El asunto es así desde el mismo inicio del período académico, con actividades de bienvenida que involucran desde el karaoke a las carreras de sacos y gimkanas, pasando por la degustación de distintos pasapalos dulces y salados elaborados por madres y maestras colaboradoras.Luego se continúa en las sucesivas y diferentes celebraciones: que si el Halloween, que ya es una cosa oficial en Venezuela, como si fuéramos el estado número 52 de la unión; que si las fiestas pre y post navideñas, el carnaval, la semana santa…A estas ...
Sociedad del mutuo elogio,<br/> por Victorino Muñoz
182c, Rafael Victorino Muñoz

Sociedad del mutuo elogio,
por Victorino Muñoz

Hace muchos años, hablando en broma y en serio con una querida amiga, decíamos que íbamos a inventar la sociedad del mutuo elogio; aunque ella prefería la denominación “sociedad de la mutua sobadera de barriga”.Se trataba de un grupo o cenáculo que formaríamos ella, yo y algunos agregados más. Nos dedicaríamos a escribir elogios los unos de los otros, los cuales publicaríamos en revistas creadas por nosotros; también convocaríamos a concursos y por supuesto los premios serían para los miembros de nuestro selecto grupo.Pero con el tiempo me he dado cuenta de que la gran mayoría de organizaciones funciona más o menos así, casi sin excepciones. La mejor prueba son los Oscars, que se los dan entre ellos mismos. Si bien la producción en el mundo es de 100 películas no norteamericanas por cada u...
¿Por qué literatura venezolana?, <br/>por Victorino Muñoz
181c, Rafael Victorino Muñoz

¿Por qué literatura venezolana?,
por Victorino Muñoz

A propósito de una nota que publiqué hace unas semanas, con respecto a mi lista de libros leídos, en la que señalaba que cerca de una cuarta parte de los mismos ha sido de autores venezolanos, un amigo me preguntaba si en verdad me parece bueno todo lo que se escribe o se ha escrito en nuestro país.Pues, no, ni mucho menos. Pero explico mejor. Con la literatura de mi país me pasa lo que seguramente nos sucede a todos con nuestros seres queridos. No nos importa que no sean perfectos, los queremos con todo y que hagan o digan cosas con las que no estamos de acuerdo.Por otro lado, Borges decía que hasta el poeta más mediocre es capaz del más sublime de los versos. He leído libros venezolanos que no me apresuraría a calificar de obras maestras, o a descalificarlos por no serlos; sin embargo, m...
Vana presunción,<br/> por Victorino Muñoz
179c, Rafael Victorino Muñoz

Vana presunción,
por Victorino Muñoz

Confieso que hace poco fue que vine a leer El último de los mohicanos, de Fenimore Cooper. Y como me enteré de que había una película (o más bien varias), una vez terminado el libro, también vi la versión cinematográfica de 1992, la cual dirige Michael Mann y protagoniza Daniel Day-Lewis. Pero no me pregunten qué tal me parecieron ambas obras, si se trata de una buena adaptación… nada de eso. No voy a caer en el lugar común de contrastar una cosa con la otra, que es lo que habitualmente hace la gente, afirmando que, por supuesto, es mejor el libro. Me parece, de hecho, que no puede haber forma de comparar un libro con una película, como no puede haber comparación entre un cuadro y una fotografía o entre un poema y una canción, aun cuando en todos estos casos puedan coincidir los tema...
Día de examen,<br/> por Victorino Muñoz
180b, Rafael Victorino Muñoz

Día de examen,
por Victorino Muñoz

Es día de examen. Durante el mismo los estudiantes muestran algunas conductas y actitudes particulares, algunas de las cuales resultan de lo más sospechosas o por lo menos risibles, a saber: - Rascarse la barbilla con la mano y luego hacerlo con el hombro, lo que facilita y da una excusa para voltear hacia el compañero o más bien hacia lo que este escribe. - No falta el que deja caer el lápiz reiteradas veces, aprovechando el momento de recogerlo para mirar la hoja del que está detrás o un lado, según donde caiga la cosa; deberían inventar unos lápices irrompibles para estos casos, pienso yo. - Hay quien murmura, no se sabe si repasa la lección, si reza o insulta mentalmente al profesor. - También hay alguno que pasa el rato como hablando consigo mismo, se pregunta, se responde...
Los temas de la literatura,<br/> por Victorino Muñoz
178b, Rafael Victorino Muñoz

Los temas de la literatura,
por Victorino Muñoz

Si uno se fía del título: Cuentos de amor, de locura y de muerte, podría pensar que para Quiroga estos eran los grandes temas de la literatura. Y sobre esa trilogía han vertido ríos de tinta y publicado infinidad de obras, él y otros tantos; aunque muchas veces los asuntos están entremezclados, ya que el amor fácilmente lleva a la locura y viceversa. Por su parte, Borges creía que solo había dos temas: un viaje que nunca concluye y un dios (o un hombre) que se inmola a sí mismo. La verdad no recuerdo bien en qué libro lo leí o por qué creía tal cosa el memorioso autor argentino. En todo caso, no importa, porque lo que quiero exponer es mi opinión al respecto. Para mí hay un único tema en la literatura, y este es la soledad. De él pueden surgir los demás, pero son como las ramas del á...
Lectura y cuenta,<br/> por Victorino Muñoz
177b, Rafael Victorino Muñoz

Lectura y cuenta,
por Victorino Muñoz

En el año 1992 comencé mis andanzas como autor propiamente dicho, es decir, comencé a publicar las cosas que escribía. Se trataba de unas reseñas sobre libros, las cuales aparecían en la página de cultura del periódico El Carabobeño.Para organizar lo que iba a publicar, decidí hacer algo como así como un diario de lecturas. Anotaría el nombre de autor, lugar de nacimiento, título del libro, año, editorial, entre otros datos; además de un comentario sobre el texto. Eso fue lo que preví.Con el tiempo y la falta de ocasiones, dicho diario fue convirtiéndose en mera lista, es decir, anotaba los datos pero olvidaba o no podía asentar el comentario, por la falta de tiempo. Pasé luego esta lista a un cuadro de Excel y fui manteniendo, pese a todo, la costumbre de inventariar las lecturas, haciend...