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Rafael Victorino Muñoz

Gatonalidades,<br/> por Victorino Muñoz
Rafael Victorino Muñoz, 225b

Gatonalidades,
por Victorino Muñoz

Yo que he tenido y tengo unos cuantos gatos, he podido observar que no todos son iguales; y no me refiero a tamaño, pelaje o color, sino en cuanto a la forma de ser, lo que podríamos llamar sus personalidades o, más bien, gatonalidades.Por ejemplo, he podido observar que hay unos poco dados a socializar. Al parecer sus madres les dijeron que no debían hablar con extraños y lo tomaron muy al pie de la letra. Así es una mía, llamada Pelusa; en cambio, Lino es un curioso, que apenas ve llegar a alguien a la casa, se asoma, lo olfatea y llega a montarse en las piernas del visitante.Hay silenciosos, de los que apenas abren la boca y no dejan escapar ningún sonido; no es que sean mudos, porque los escucha uno a veces quejarse. Pero hablan poco. Así era Nikita. Por el contrario, tenemos uno muy p...
Días buenos, <br/> por Victorino Muñoz
Rafael Victorino Muñoz, 224c

Días buenos,
por Victorino Muñoz

Por la calle iba un señor con una especie de triciclo muy particular. Se notaba que era de fabricación casera, por decirlo eufemísticamente; las ruedas eran viejos cauchos de vehículo. No tenía ni siquiera pedales. A lo sumo no resultaba superior a una carretilla para recoger desechos y como tal, en efecto, la usaba.El señor iba cantando a voz en cuello. Yo me quedé mirando tanto el armatoste como al conductor, si es que así podía llamarse. Me miró sonriendo y soltó la misma frase que dijo Don Vito Corleone justo antes de morir (si usted no sabe cuál es, vaya a leer un poco).En esas viene otra persona, conduciendo un vehículo de lujo, último modelo. Se notaba que era recién comprado, porque aún conservaba los plásticos en el asiento. El hombre que conducía comenzó a tocar corneta y a insul...
Bien por bien,<br/> por Victorino Muñoz
Rafael Victorino Muñoz, 223d

Bien por bien,
por Victorino Muñoz

Hace unos días, un domingo en la mañana para ser exactos, salí de mi casa con el propósito de ejercitar un poco subiendo el cerro. Tomé mi envase para el agua. Aproveché de sacar unas bolsas de basura.Llegando a la avenida cercana noté que de un negocio salía mucha agua, por debajo de la puerta. Al parecer se había roto una tubería o algo. No conozco a los dueños; sin embargo, viendo que en la fachada estaba el número de teléfono, llamé y les notifiqué la situación. Me agradecieron mucho y dijeron que irían.Al momento de guardar el teléfono en el bolsito (de esos que aquí llamamos koala y en otras partes riñonera), noté que no tenía la llave. Al instante pensé que podía haberla dejado pegada en la puerta de entrada de mi casa, en la confusión con todas las cosas que debía agarrar.Emprendí ...
Aplicación del sistema,<br/> por Victorino Muñoz
Rafael Victorino Muñoz, 222b

Aplicación del sistema,
por Victorino Muñoz

Deberíamos tener en la mente un alerta que se encienda, en determinados momentos, y nos diga: "detente, estás a punto de actuar de un modo verdaderamente estúpido". Pero al parecer algunas personas desactivaron esta función, según lo que puede inferirse de sus palabras, de sus acciones o de las consecuencias de estas.También deberíamos tener un sensor que nos revele cuando la persona con la que estamos hablando no se siente interesada en lo que decimos, y parar en lugar de continuar. De hecho, hay signos claros, como: decir solo “ajá” o no decir nada, tratar de cambiar el tema, mirar hacia otra parte, bostezar... pero quien no tiene instalada la función en cuestión, no procesa tales señales. El sistema está ocupado tratando de responder.De igual modo, se considera necesaria aquella función...
Placer de hablar,<br/> por Victorino Muñoz
Rafael Victorino Muñoz, 221c

Placer de hablar,
por Victorino Muñoz

Cuando se pregunta por los mayores placeres, suele haber respuestas relacionadas con el comer, especialmente postres, dulces, chocolates; tal vez beber un vino o un café; hacer el amor, por supuesto. Nunca falta el leer, escuchar música, ver una película, o dormir. No siempre en la lista se incluye la conversación. Claro, se menciona el hecho de reunirse con amigos y personas queridas. Pero tal vez no sean necesariamente las mismas cosas. Uno puede estar con amigos y hacer otras actividades como ver un partido de fútbol o jugar ajedrez. Yo me refiero al placer de hablar puro y simple, pero con tino y sobre todo conocimiento de causa; esto puede hacerse con una persona no tan querida o incluso un desconocido, siempre y cuando sea también un buen conversador, es decir, que sepa a su ve...
Correr en sí,<br/> por Victorino Muñoz
Rafael Victorino Muñoz, 220c, 220d

Correr en sí,
por Victorino Muñoz

A diferencia de lo que se sugiere en el título y en la película Comer, rezar, amar, para mí los tres verbos que definen la vida son correr, leer y escribir. Suelo hablar mucho, desde estas páginas, de los dos últimos. Así que aquí y ahora hablaré del primero. Correr es mi forma de estar en el mundo, como dicen por ahí unos filósofos y otros que se lo creen. Yo, que no aspiro tanto, solo quiero hacer una descripción fenomenológico-empírica de lo que siento, que tal vez termine siendo una explicación de las causas, o una justificación o una excusa, no lo sé. Desde joven he hecho deportes, de modo que siempre he corrido; solo que antes lo hacía detrás de un balón o del rival que llevaba el balón. Pero luego, un día, comencé a correr por correr. Esto me pasó cuando estaba en un momento a...
Zona de confort,<br/> por Victorino Muñoz
Rafael Victorino Muñoz, 219c

Zona de confort,
por Victorino Muñoz

Mi historia es más o menos así. Comencé a trabajar a los 14 años con un tío, en una fábrica de resortes. De ahí pasé a hacer un curso en el Ince y luego trabajé en un banco. No voy a aburrirlos con los detalles de los demás empleos, que incluyen labores que van desde la preparación de perros calientes hasta la venta ambulante de ropa. Pero sí les puedo decir que, mientras estaba trabajando, terminé mi bachillerato en el liceo nocturno y de allí pasé a la universidad, donde me gradué cum laude. E hice de inmediato el postgrado. Ya para entonces era profesor de la universidad, o de universidades, porque estuve en varias, públicas y privadas, muchas veces de manera simultánea. Había épocas en que dictaba más horas de clase que las horas que tiene una semana laboral normal. Por otro l...
Mente poderosa,<br/> por Victorino Muñoz
218c, Rafael Victorino Muñoz

Mente poderosa,
por Victorino Muñoz

Uno de mis superpoderes es conocer el contenido de mi propio pensamiento. Puede sonar un poco ridículo, tanto por el hecho de considerar que esto sea un superpoder, como por el hecho de que podría creerse que todo el mundo conoce su propia mente. Pero no es así.Me temo que el común de las personas, en la mayoría de los casos, no solo reaccionan de una manera hasta cierto punto irracional, basándose en temores, prejuicios y otras causas que no están precisamente al alcance de su razón, sino que incluso toman decisiones importantes, como apostar, elegir pareja o votar por alguien para presidente, simplemente por seguir un impulso, porque tuvieron una corazonada, se sienten atraídos, la persona les parece simpática, etc.Y caso contrario, pueden rechazar a alguien que les ha desagradado apenas...
Fiebre de leer,<br/> por Victorino Muñoz
217d, Rafael Victorino Muñoz

Fiebre de leer,
por Victorino Muñoz

En el mundo parece existir una general convicción acerca de que la lectura genera no pocos beneficios (que no voy a repetir aquí para ahorrar caracteres). Sin embargo, no son tantas las personas que lo practican como las que lo predican. Es decir, muchos aseguran que es bueno leer, pero no hacen otro tanto, sino que prefieren ver el teléfono.Más escasos aún somos aquellos que nos dedicamos a favorecer o propiciar las condiciones para que tal actitud y tal actividad tengan lugar. Me refiero a la actitud favorable hacia el texto y a la práctica regular de leer. Eso que algunos llaman hábito, aunque a mí no me gusta tal palabra referida a la lectura, porque cepillarse los dientes es un buen hábito, pero no tienes que amar cepillarte los dientes.Con respecto a este asunto de la promoción, yo e...
Escrito a la carrera,<br/> por Victorino Muñoz
216d, Rafael Victorino Muñoz

Escrito a la carrera,
por Victorino Muñoz

Tal vez cueste un poco creerlo, pero durante los últimos 20 años he escrito casi todo mientras corro. Bueno, no es que lo redacto exactamente; pero lo concibo, lo pienso, le doy vueltas, me refuto yo mismo los argumentos y así le doy forma a lo que escribo, voy a escribir o estoy escribiendo.Ya sea que surja una nueva idea, que continúe con algo que ya está en proceso o que revise mentalmente un texto parcialmente terminado, mientras voy corriendo y escucho música, barajo en mi mente las palabras, que giran y van y vienen, como en un incesante movimiento browniano, el cual trato de ordenar.La idea de mis dos más recientes novelas surgió así. Por ejemplo, con respecto a una de esas novelas, de corte histórico, cuando veía algún detalle en el paisaje urbano, esto me llevaba a pensar cómo ser...
Éxito repetido,<br/> por Victorino Muñoz
215d, Rafael Victorino Muñoz

Éxito repetido,
por Victorino Muñoz

Balzac dijo en una ocasión que en literatura es vano querer buscar el éxito en lo repetido, porque el éxito siempre se da en lo único y singular (algo así). Pero al parecer esto como que no aplica en la música, o por lo menos en lo que concierne a la industria del pop. Cada cierto tiempo parece que tienden a repetirse o a tratar de repetirse ciertas fórmulas. Por ejemplo, los grupos de tres chicas afroamericanas. Aunque Pointer sisters comenzó siendo un cuarteto, la salida de la mayor las convirtió en un trío. Al cabo de un tiempo, se volvió a aplicar la receta, y funcionó, con Destinys childs, conformado por las talentosas Beyoncé Knowles, Kelly Rowland y Michelle Williams. Curiosamente, al principio también fue un cuarteto. Pero estos no son los únicos ejemplos, la lista de grup...
Tyrese Haliburton,<br/> por Victorino Muñoz
214c, Rafael Victorino Muñoz

Tyrese Haliburton,
por Victorino Muñoz

Nos preparábamos para un espectáculo: era el juego 7 de la gran final de la NBA. Pero en su lugar tuvimos que ver una de las cosas más espantosas que puede haber: el justo momento en que la pantorrilla de Tyrese Haliburton, jugador de Indiana Pacers, se movía de una manera antinatural, pues se había reventado su tendón de Aquiles. Tyrese cayó al piso, con el rostro descompuesto por el dolor. A partir de allí, el interés del juego ya fue otro, por lo menos para mí, no solo porque había ahora una disparidad entre los dos equipos, al faltar el mejor de uno de ellos, sino porque no podía dejar de pensar en lo terrible de la situación, en el ahora y en el después, pues para quien sufre ese tipo de lesiones la recuperación es lenta. Por lo menos un año de su vida como deportista. Esta ...