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Luli Delgado

Azul desteñido – Luli Delgado
19a, Luli Delgado

Azul desteñido – Luli Delgado

Me contaba una amiga brasileña que en el pueblo de su juventud las muchachas casaderas pasaban la semana cosiéndose el vestido que irían a lucir el domingo a la hora de la Misa, y después en la plaza frente a la iglesia. La intención del vestido semanal no era tanta para lucirle a los eventuales pretendientes, sino a las otras muchachas, y, sobre todo, a las posibles suegras, que eran por último quienes les darían el visto bueno. Se trataba del santo y seña con el que por generaciones la gente “bien” de su pueblo se reconocía, escogía y preservaba para las que venían atrás. Resulta que ahora que tenemos una plaza virtual donde proyectarnos hacia donde nos parezca, continuamos presos a la misma noria, una noria ciberespacial, pero noria a final de cuentas. En las redes, procuram...
Fotos – Luli Delgado
18a, Luli Delgado

Fotos – Luli Delgado

Uno casi nunca llega desarmado a una foto. Su sola mención, así sea para sacarnos el pasaporte, automáticamente nos pone en guardia y sacamos como podemos nuestra mejor cara, nuestro lado más aventajado. La convención universal es la de sonreír, mostrar cara de felicidad, actitud divertida, o pose de victoria absoluta. También existe la mirada soñadora en aslgunas mujeres y la serie a más no poder de algunos varones,  pero como quiera que sea, es algo que aprendemos desde nuestra más remota infancia. Nadie le toma una foto a un bebé en plena pataleta, o después, más grandecito, cuando lo expulsan del colegio. Tampoco es muy aceptado eso de fotos de velorios, o desavenencias de familia. Los malos ratos, acuerdo casi general, no merecen esa distinción. Que se conformen con las notas qu...
Un pedacito de ti – Luli Delgado
Luli Delgado, 14a

Un pedacito de ti – Luli Delgado

No creo que hay mucho qué polemizar en cuanto a que nuestros motores primarios, sal y azúcar de nuestras vidas, son los afectos, que mientras más se cultiven y más haya, pues tanto mejor.Ahora bien, si por unas o por otras no siempre están al alcance de nuestra mano, nos armamos de una batería de sucedáneos que nos refuerzan los recursos de la memoria. La lista es infinita y viene rodando desde tiempos inmemorables.Los caballeros de las Cruzadas se iban al buscar el Santo Grial con el pañuelito de las mujeres de sus vidas apretado contra el pecho, y, de preferencia, con un mechón de su larga cabellera. Una cinta, un relicario, les servían de amuletos amorosos para, a pesar de las distancias, mantenerse algo de sus afectos ahora remotos.Esta costumbre, si bien se ha modernizado, en esencia ...
Memoria malcriada – Luli Delgado
Luli Delgado, 11 c

Memoria malcriada – Luli Delgado

Se me ocurre que a veces nuestra memoria, o por lo menos la mía, es como una hija ingrata, que uno educa, alimenta con los mejores nutrientes, ejercita, quiere y cuida como nada, y de buenas a primeras agarra una perrera, se encabrita y me abandona.No hay nada que me fastidie más que cuando en medio de una frase, o en el proceso de acordarme de un evento, de buenas a primeras se me tranca el serrucho y me falta una pieza.Me resulta desesperante, porque sé que sí lo tengo en la memoria, aunque en ese momento no lo logre ubicar. ¿Cómo era que se llamaba? ¿A quién es que se me parece? ¿Dónde fue que me dijo? ¿Cómo era que se llamaba?, ¿a quién es que me parece?, ¿Dónde fue que me dijo? No poderme acordar inmediatamente y emprender una angustiosa e incansable búsqueda, son una misma c...
La última frontera – Luli Delgado
17a, Luli Delgado

La última frontera – Luli Delgado

A los más jóvenes que nosotros sería necesario explicarles cuáles eran las reglas del juego de nuestra infancia. Probablemente comenzaríamos con: “tú ni soñabas con nacer, pero…”. Pues bien, después de regresar del horario de la tarde del colegio, llegábamos a hacer la tarea lo más rápido posible, para podernos ir a jugar con los amigos de la cuadra. Había niños que preferían meterse directamente en la televisión, y entonces veían Meteoro, Camioneros, El Zorro, El llanero solitario, Hechizada, Viaje al fondo del mar, y para los más grandecitos se ofrecían programas como “Un paso al más allá”, que a mí no me dejaban ver, Combate y Viaje a las estrellas, todos imperdibles. Viaje a las estrellas empezaba con una voz que decía: “el espacio, la última frontera”. Aquello era lo máximo. ...
¿Qué quieres de mí? – Luli Delgado
Luli Delgado, 16a

¿Qué quieres de mí? – Luli Delgado

¿Qué esperan las los hombres de sus mujeres? Pregunta de toda la vida... Esta semana registrando las redes, me encontré con un grabado alemán datado de 1525, cuyo autor, el artista alemán Anton Woensam, (1493-1541), tituló ¨la mujer sabia”, el cual se explica por sí mismo. Veamos. Traducción En resumen, una mujer sabia debe conocer la diferencia entre el bien y el mal, ser humilde, no chismorrear, ser fiel, realizar buenas obras y ser firme en su honor. Fue realizado pocos años después del cisma luterano de 1517, lo que resulta muy interesante si lo comparamos con lo que era el catolicismo de la época: persecuciones, el Santo Oficio y la caza de brujas, conventos para las mancilladas, y por ahí sigue. Puesta a escoger, sin duda yo hubiera optado por el luteranismo, bastante ...
Consejos de mayores – Luli Delgado
Luli Delgado, 15a

Consejos de mayores – Luli Delgado

Decía mi mamá que siendo una niña, su tío Carlos, al reprenderla por haber dicho una inconveniencia, le había enfatizado categórico: “mijita, si no tiene nada agradable qué decir, cállese la boca”. Fue así como ella aprendió a morderse la lengua, y más adelante trató de enseñarnos a mordérnosla a nosotros. Digo trató, porque a veces las inconveniencias se salen sin darnos cuenta, o peor, dándonos cuenta, pero sin que nos importe, lo que las hace aún más venenosas. En fin. Otra señora, a quien conocí poco, aseguraba que a Dios se le había pasado por alto el décimo primer mandamiento: “No estorbarás”. Sabia señora, porque la verdad es que el que estorba poco siempre es bienvenido. Aprender el sutil arte de no estorbar, aunque supremamente difícil, marca una diferencia significati...
El día en que me comenzó a gustar el amarillo – Luli Delgado
13a, Luli Delgado

El día en que me comenzó a gustar el amarillo – Luli Delgado

Aquí voy con otra de mis locuras, que comparto con ustedes aprovechando que estamos en confianza. Resulta que parece ser que lo que tengo es sinestesia, y de ahí mi asociación de números y colores. Vamos con los colores primero. Habría que averiguar mejor.Durante los primeros días de la pandemia, cuando pegada a las noticias, aprendiendo a usar máscaras y lavando todo con cloro, no me quedó otro espacio que no fuera para jugar. Me dio por los rompecabezas, y ahí fue que descubrí, o mejor reivindiqué, el color amarillo. Primero me acordé de que era bonito, después que combinaba bien con el rojo, y por último caí en la tentación de declararlo mi favorito.Pero no pudimos, el rojo siguió en la delantera, y el amarillo, que no se dio por vencido, siguió colándose por los palos, y como si nada, ...
Mi procesión ahora es por fuera – Luli Delgado
Luli Delgado, 11 a

Mi procesión ahora es por fuera – Luli Delgado

Desde que me volví “señorita” y durante muchos años, mi peso era perfecto y, modestia aparte, tenía una buena silueta. No porque me cuidara mucho, para mí no existía una relación directa entre lo que se come y lo que uno pesa, y desordenadísima comía cualquier cosa a cualquier hora.Dos meses después del nacimiento de Ceci, ya entraba en mis tallas anteriores al embarazo, y después, cuando comencé en serio a hacer ejercicio, a mis efectos era para aliviar el stress. Más nada.Una amiga que hace tiempo que no veo me dijo por FB: “niña! estás estupenda!!, a lo que tuve que responderle de inmediato que era una foto viejaEl tiempo fue pasando, y empecé a sentir que me vendría mejor una talla más, porque siempre me gustó la ropa holgada, no se vayan a creer…Hasta aquí sin novedad, pero con el “qu...
Unas letricas – Luli Delgado
Luli Delgado, 10 a

Unas letricas – Luli Delgado

Mi abuela contaba que en la ciudad donde ella vivía, cada familia tenía una forma particular de mezclar pigmentos y hacer su propia tinta. La de nuestra  familia, a base de onoto, era rojiza. Recordaba cómo era delicioso recibir lo que en genérico se llamaba “unas letricas” repasar las caligrafías maravillosas de cada uno y guardarlas con cintas de colores en orden de fechas y remitentes. Lo contaba con tal entusiasmo, que en nuestra familia las cartas adquirieron el genérico de unas letricas. Más adelante, la máquina de escribir pasó a ser la novedad que sustituía a las letricas manuscritas. Un poco menos encantadoras tal vez, había hasta quien opinara que era una falta total de elegancia y educación escribirle a nadie a punta de teclear Más adelante, la máquina de escribir pasó a ...
La tentación del Packard – Luli Delgado
Edición 7a, Luli Delgado

La tentación del Packard – Luli Delgado

El papá de un compañero de la universidad se quejaba amargamente cada vez que tenía un problema con su carro: “Ah, si yo tuviera mi Packard, nada de esto estaría pasando. Esa fue una mala evolución. Yo nunca debí haberlo vendido”.La queja podía ser a propósito de cualquier cosa, desde que se le hubiera fundido el motor hasta tener que cambiarle un limpiaparabrisas. Estaba convencido de que a su Packard eso nunca le hubiera pasado.Sus hijos le explicaban una y otra vez, a ratos con paciencia, a ratos muertos de risa, que él había vendido ese carro hacía más de veinte años, y que de tenerlo hoy, ya sería un “carricoche”.Pero a él nada lo hacía entrar en razón. Vender su Packard había sido "una mala hora", como también se suele decir.Yo traigo la anécdota del Packard al tapete, porque quien m...
O amigo da onça – Luli Delgado
Luli Delgado

O amigo da onça – Luli Delgado

Dois caçadores batem papo em seu acampamento:"O que você faria se estivesses na selva e uma onça aparecesse de repente?"Eu atiraria nela.""Mas, e se você não tivesse armas de fogo?""Bem, então eu a mataria com meu facão.""E se você estivesse sem seu facão?""Eu buscaria um pau.""E se você não encontrasse um pau?""Eu fugiria.""E se você estivesse paralisado de medo?"O outro, já irritado, responde:"Me diz uma coisa, você é meu amigo ou amigo da onça?""O amigo a onça" foi criado por Péricles de Andrade e publicado na revista Cruzeiro entre 1943 e 1972. É sem dúvida uma das identidades mais sólidas para quem nasceu ou viveu no Brasil.O desenho retrata o típico ser irónico e politicamente incorreto, que gosta de fazer mal a todos os que encontra e que, em última análise, não é capaz da menor emp...