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Luli Delgado

Gian Piero, por Luli Delgado
110c, Luli Delgado

Gian Piero, por Luli Delgado

En estos días se han conjugado dos o tres detalles que me han llevado de la mano a mis pocos años y al salón de Gian Piero.Pasé por una peluquería que entre otros servicios ofrecía “peinados para fiestas”. Me llamó la atención, porque si bien hoy en día no creo que sea algo común eso de peinarse para una fiesta, en mi infancia era el pan nuestro.Sigo. Estamos en pleno verano y la bebida favorita de esta estación es sin duda la cerveza. A mí no me gusta beber nada con alcohol, pero en cambio el olor de la cerveza me lleva nuevamente al mismo lugar.Y aquí sí les explico quién fue este personaje.Gian Piero era una peluquería en la Calle Negrín adonde mi mamá iba todas las semanas. Ella no se lavaba el pelo en casa, sino solamente en la peluquería y creo que es la única persona que conozco que...
El mejor aderezo,<br/> por Luli Delgado
112c, Luli Delgado

El mejor aderezo,
por Luli Delgado

Durante mi época de estudios fuera, una Navidad que vine a Caracas fui a saludar a mi abuela. Ella, no muy dada a elogiar, me sorprendió diciéndome que estaba muy buenamoza. “Blanca y repuesta. Te ves muy bien”. Yo le di las gracias, pero sentí que era prioridad máxima irme a la playa y bajar de peso. Es que “blanca y repuesta” no eran, en aquella época, nuestros patrones de belleza. Vamos por partes. Mi generación tenía por costumbre hacer lo que hoy se considera una salvajada: mezclar aceite de bebé con yodo y acostarse empatucada en esa pócima bajo los inclementes rayos solares de El Caribe, que no son cualquier cosa. Otros seguían el mismo método pero con Coca-cola… En cuanto a los kilos, la gran mayoría de nosotras ha pasado buena parte de su vida adulta pendiente de la ba...
Inmortales, por Luli Delgado
109c, Luli Delgado

Inmortales, por Luli Delgado

En una nota publicada en El País de Madrid, el periodista Juan Arias, dicho sea de paso, amigo del señor de esta casa de su época en Río de Janeiro, afirma categórico que el periodismo y la poesía no pueden morir.Me llamó la atención el título y me metí más a lo hondo a ver de qué se trataba. Arias cuenta su experiencia de más de cincuenta años en el oficio, durante los cuales fue corresponsal en Italia, El Vaticano y Brasil, y mientras lo leía recordé frases que en mis días de Caracas eran vox pópuli : “Eso salió en El Universal”, o “Así será que hasta El Universal lo publicó”.Más adelante, cuando tuve la inolvidable oportunidad de trabajar en ese periódico, entendí cómo un verdadero periodista mantiene a nivel la adrenalina mano a mano con la seriedad del oficio. No se publica sin confir...
Esa gente, por Luli Delgado
106b, Luli Delgado

Esa gente, por Luli Delgado

ler em portuguêsEn Rio de Janeiro siempre hace calor y es una ciudad que se sabe bonita e inolvidable. Tal vez por eso no atiende a reglas estrictas y entre playa, fútbol y samba ha creado sus propios códigos.A nadie le extraña ver gente en traje de baño cantando en un bar mucho después de haber anochecido, o que los porteros de los edificios y los mesoneros hayan estado en un mismo lugar desde que todos recuerdan.La playa es el patio trasero de una ciudad siempre vestida a medias, que suda y baila, discute fútbol y política y le encuentra una punta de gracia a cualquier tragedia, heredera de esclavos y aristócratas, en fin, sin igual.Esa es la ciudad de Chico Buarque. Nadie como él la entiende, la conoce, la enaltece y nadie como él se ríe con ella.En esta oportunidad la presenta a través...
Cornetazo, por Luli Delgado
104c, Luli Delgado

Cornetazo, por Luli Delgado

En estos días me despertó un cornetazo fuerte, largo, sostenido, de esos que niegan cualquier posibilidad de dar media vuelta y seguir durmiendo.Mala manera esa de amanecer con los oídos tan agraviados, pero en fin.Mientras subía a la superficie de la conciencia, se me ocurrió que las cornetas de los carros son como las voces humanas o inclusive la de los animales. Nunca suenan sin un propósito: a veces un toquecito basta para saludar o para avisarle al de adelante que el semáforo se puso verde. Otras veces son voces irritadas e irritantes como la que me despertó, cargada de prisa, rabia, impaciencia. Vaya uno a saber.Y no hay que olvidar las cornetas festivas, esas que celebran el triunfo de un juego o la salida de los novios ahora consagrados en matrimonio.Lo curioso es que no creo que l...
Tempos de algodão, por Luli Delgado
Luli Delgado

Tempos de algodão, por Luli Delgado

leer en españolBranca como um lírio e cheirando a novo, a trouxemos da loja de uniformes para combinar com os sapatos pretos, que, também novinhos, aguardavam o primeiro dia de aula. Ambos eram um tamanho maior do que o necessário, mas com o caros que sãoo e a rapidez com que você está crescendo, duram mais assim.Depois das férias, veio mais um ano de escola. Passaram-se a primeira, a segunda e a terceira semanas, e uma tarde ela voltou com um líquido roxo manchando a camiseta, que se ele deixou o uniforme assim, calcule o que deve ter feito no seu estômago.Cloroterapia intensiva e imersão, antes da prática de esfregar e lavar e bem, você pode continuar colocando. Ele mal tinha uma memória rosa muito pálida, mas isso nem é perceptível.As aulas daquele ano acabaram e no meio do ano seguinte...
El conjunto de la obra, por Luli Delgado
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El conjunto de la obra, por Luli Delgado

ler em portuguêsEl otro día encontré en Instagram una señora que decía: “un día te miras en el espejo y te dices a ti misma: “estás buenísima”. Años después te vuelves a mirar y entonces te dices: “te ves de lo más bien… considerando tu edad”.Puede que nos saque lágrimas, de puro reírnos o de puro llorar, pero es una realidad que encajar el golpe de dejar de ser jóvenes y bonitos no es tarea fácil. Para casi nadie, me atrevería a afirmar.Claro, las reacciones son diversas, y hay desde quienes se aferran con uñas y dientes a los últimos rayitos de lozanía, hasta quienes se lo toman con más calma y aceptan más humildemente la llegada de los años y los kilos, que suelen venir en tándem.Estos serían los dos polos de esta realidad, aunque hay que admitir que no son comunes los ejemplos químicam...
Puntos suspensivos, por Luli Delgado
88b, Luli Delgado

Puntos suspensivos, por Luli Delgado

Yo creo que es porque de tanto oír la misma cosa, ya no hace falta explicar más allá, pero lo cierto es que nos las arreglamos para decir muchísimo apenas con el enunciado.Por ejemplo: ¿hay frase que diga más que “yo te lo dije”? Yo te lo dije significa de todo, porque, como en una masa de hacer tortas, se mezclan irremediablemente, la cobranza, la terquedad de quien no oyó, algo de superioridad del que lo dice y, por último, la apretada capacidad del otro de retrucar.Hay otras palabras como pegadas con hilo a una secuencia de puntos suspensivos que condenan tanto o más que una sentencia de última instancia. “Francamente…”, es una de ellas, eso por no mencionar, pero ya mencionando “hay que ver”…. "A mí se me puso..." "Típico tuyo..."Difícil levantar la cabeza después de enunciadas.No sé s...
Una quejita,<br/>por Luli Delgado
115c, Luli Delgado

Una quejita,
por Luli Delgado

Yo empiezo en diminutivo a propósito, porque tampoco es asunto de organizar paseatas ni abajofirmantismos. Pero sí quisiera saber por qué si en otros idiomas no existen símbolos que abran ni las interrogaciones ni las admiraciones, los que hablamos español sigamos obligados a usarlas. Me metí a averiguar y descubrí en un trabajo publicado por la BBC y el Hay Festival de Segovia, un encuentro de escritores pensadores que tuvo lugar en 2017, donde se afirmaba categóricamente que “Sólo en el castellano existen los símbolos "¿" y "¡", los signos que se emplean como apertura de interrogación y al inicio de una frase admirativa”. Dejé el “sólo” de la cita para no contaminarla. Además, según también me enteré por la misma fuente, fue en 1754, en la segunda edición de Ortografía de la Real a...
Tiempos de algodón, por Luli Delgado
99a, Luli Delgado

Tiempos de algodón, por Luli Delgado

ler em portuguêsBlanca como un lirio y olorosa a nuevo, la trajimos de la tienda de uniformes para hacerle juego a los zapatos negros, que también sin estrenar, esperaban por el primer día de colegio. Ambos eran de un tamaño más grande de lo necesario, pero con lo caros que son y lo rápido que estás creciendo, así te duran más tiempo.Terminadas las vacaciones, vino otro año de escuela. Pasaron la primera, la segunda, la tercera semana y una tarde regresó con la franela manchada de un líquido morado, que si así dejó el uniforme, calcula  lo que te debe haber hecho en el estómago.Terapia intensiva de cloro y remojo, previa a la restregada y lavada de praxis y bueno, te la puedes seguir poniendo. Apenas le quedó un recuerdo rosado muy pálido, pero eso ni se nota.Se acabaron las clases de ese ...
4.090.023, por Luli Delgado
98b, Luli Delgado

4.090.023, por Luli Delgado

ler em portuguêsEfectivamente, es mi número de cédula, y ya de una vez se los doy para yo misma prenderle la luz al fantasma.Es que quiero hablarles de nuestra TV de infancia a propósito de una nota que leí en El País que señala que, según los sondeos, el promedio de edad de los televidentes es de 60 años.Me metí a averiguar un poco más por descargo de conciencia y resulta que esa es la tendencia en buena parte de los países de este lado del planeta.Las redes, YouTube, los canales de streaming se la han ido llevando por delante. No creo que sea noticia fresca, pero sí me parece traer a cuento algo que las generaciones que vienen más atrás probablemente nunca conozcan. Me refiero al misterio y la falta de información con la que convivimos nosotros. Me explico.El Zorro, pongamos por ejemplo,...
Sabio ejercicio, por Luli Delgado
91b, Luli Delgado

Sabio ejercicio, por Luli Delgado

ler em portuguêsCon esto de que recientemente el tema de la muerte ha sobrevolado el ambiente, me vino a la memoria una anécdota que corría en el periódico donde trabajaba.Resulta que uno de los periodistas de más brillo en la redacción sufrió un infarto.El caso parecía grave, y, como es de praxis, se pautó una página que reseñara su vida y obra.Pero de esa vez no le tocó, se fue recuperando poco a poco y un día se reincorporó a su trabajo.Andando el tiempo, encontró en una gaveta el texto del reportaje ¿obituario? que se había escrito para ser publicado tras su muerte, y sin más, con un bolígrafo rojo lo comenzó a corregir.No sé cuál fue el final de la historia, ni si cuando se murió, ¿se murió?, le publicaron la página que él mismo corrigió, pero en todo caso esta anécdota me sirve para ...