La curita, por Leonor Henríquez
A veces no sé dónde me duele.Es fácil equivocarse.Y eso me recuerda un chiste que dejo para el final. (La distancia más corta entre dos cuerpos no es la línea recta, es el sentido del humor)Pues bien, el sábado me corté con papel.Corrí a lavarme el dedo y a presionar hasta que se detuvo la sangre. Busqué un curita (bandita, tirita, no sé como la llaman en otras partes del mundo) y me la puse cuidadosamente en la cortada.Durante todo el día evité utilizar el dedo malo, pero era un sábado inusualmente ocupado, pues al día siguiente tenía invitados y tenía que pelar, cortar, desmenuzar.Mi esposo tuvo que terminar de pelar los tres kilos de papas para el chupe caraqueño y yo me senté a contemplar mi dedo vendado.Pero había algo extraño, y es que en verdad el dedo enfermo no me dolía tanto.Yo c...