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Leonor Henríquez

Saco de arena, por Leonor Henríquez
90b, Leonor Henríquez

Saco de arena, por Leonor Henríquez

read it in English   Sucedió hace muchos años, en el Tate Gallery de Liverpool, Inglaterra.Literalmente, tropecé con un saco lleno de algo que parecía ser cemento o arena.Pensé que estaban haciendo trabajos de renovación y alguien había olvidado un saco de arena en la mitad de la sala. Casi le digo al vigilante que el saco en cuestión era unsafe, pues estaba en un lugar muy transitado.Pero de pronto me fijé, que no, el saco de arena era el protagonista de la instalación de la sala.  El nombre de la obra era simplemente eso: Saco de Arena, (Sandbag).En los museos, me suele suceder que tiemblo y me maravillo ante ese silencio íntimo, ese territorio sagrado que se produce entre el observador y el artista.En este caso, ahí, frente al saco de arena me quedé en neutro.Me senté en un banco para o...
Two cents, by Leonor Henríquez
Leonor Henríquez

Two cents, by Leonor Henríquez

leer en espeañolToday I went out to buy a loaf and a rose.The bread because I ran out and I like it for breakfast.The rose, to fulfill a wish of someone very special, a 4-year-old girl, my granddaughter Natalia.We recently threw a pebble into the river, and I told her to make a wish. She said that her wish was, a flower.And I said to myself, well, a rose for Natalia.This morning, when I was on my way to the bakery and flower shop, I already sensed that this was not an ordinary mission.I bought the bread and a coral-colored rose.I left the store with a feeling of fullness that is difficult to explain, as if nothing was missing, neither in my pantry, nor in my life.I drove to my house ready to have breakfast and surprise Natalia with her flower, her wish fulfilled.And so, ends this story.Sim...
La impostora, por Leonor Henríquez
86b, Leonor Henríquez

La impostora, por Leonor Henríquez

Read it in EnglishSuena como el título de una telenovela.Pero creo que fue más bien una traición de mi subconsciente.Explico.Siempre quise ser médico. Recuerdo que, al manifestarle a mi papá, gran médico otorrinolaringólogo de Caracas, mi deseo de estudiar medicina, quizás con ánimo de protección, me dijo: "Ay hija, es una profesión muy dura, se ve mucho dolor y muerte".No tuvo que decir más, para que me decidiera a estudiar ingeniería.Y así lo hice.Sin embargo, mi admiración por las ciencias médicas y los doctores, esos grandes profesionales que, con su bondad y sabiduría, dedican sus vidas a aliviar a la “humanidad doliente”, es inmensa.Y así mi breve inmersión en este otro universo.Sucedió en una clínica de Barcelona, donde estuve un par de días como acompañante de un familiar.En medio ...
Mensaje en una botella, por Leonor Henríquez
82b, Leonor Henríquez

Mensaje en una botella, por Leonor Henríquez

Hace poco encontré un mensaje en una botella. Allí, en una playita rocosa frente al río, me esperaba. Tenía tiempo que no sentía una emoción tan intensa. Se me alborotó la infancia, la imaginación, la fantasía. A mi mente vinieron historias de piratas, de náufragos, de desencuentros, de amor. Pensé, ¿cómo este mensaje vino a parar, aquí, a mis pies? ¿Qué suerte de destino o azar hizo que yo me encontrara esta botella? ¿Qué misterioso personaje lo habrá escrito, sellado y entregado al universo? La tomé en mis manos con mucho cuidado, como si se tratara de algo sagrado. Me senté bajo un árbol, los árboles siempre ofrecen ese resguardo, casi solemne. Lo tranquilizador de los mensajes en una botella es que, me imagino que están destinados a quien los encuentre, así que no sen...
Los Reyes Magos, por Leonor Henríquez
81b, Leonor Henríquez

Los Reyes Magos, por Leonor Henríquez

El 2023 comenzó raro.Entre nubes, cruzando husos horarios y recibiendo un nuevo año sobre Groenlandia, otro en Suecia, y así cada hora otro y otro. Como si el tiempo se hubiese pegado, un disco rayado.Sí, me tocó recibir el año en un avión, sola, como la campanada de la una.Sin abrazos.Pero no es para victimizarme ni mucho menos, porque en recompensa, mi año comenzó de maravilla y en familia.En España, la fiesta de la Epifanía, el 6 de enero, es una gran celebración, mucho más que en mi país de origen, Venezuela, o en el adoptivo, Canadá.Entre mis recuerdos de Caracas, está el aguinaldo que decía, los tres Reyes Magos vienen del oriente, con sus taparitas llenas de aguardiente, y también me acuerdo de que los Reyes me dejaban un billetico de diez “bolos” en los zapatos.Este 6 de enero, tal...
Tortilla de vegetales, por Leonor Henríquez
74c, Leonor Henríquez

Tortilla de vegetales, por Leonor Henríquez

Yo creo que el huevo es el alimento más perfecto que existe; le sigue el cambur. Manjares simples que siempre vienen al rescate. En mi casa materna había una máxima “lo que haya se comparte”, y si se presentaban muchos comensales sin avisar y alguno quedaba fallo (casi nunca era el caso) lo resolvían con par de huevos fritos. Los cambures (bananas, maduros, guineo, plátanos, en otras latitudes) nunca faltaban. El hecho es que hace poco abrí la nevera y como decimos en mi tierra, estaba como la Plaza Venezuela: agua y luz. A veces mi refrigerador me recuerda al “cementerio de los elefantes”, pero en vez de ser el lugar donde los elefantes vienen a morir, es el lugar donde los vegetales vienen a morir. A éstos les quedaba algo de vida, y al final descubrí unos huevos en un car...
El mapa, por Leonor Henríquez
68b, Leonor Henríquez

El mapa, por Leonor Henríquez

Probablemente los mapas pertenezcan a esa larga lista de objetos obsoletos, que la tecnología (y el GPS) se han encargado de eliminar. Sin embargo, hace poco, me topé, casi por casualidad, con una cartografía muy particular. Un pergamino con lugares que me eran muy familiares, pero que tenía tiempo sin recorrer. En silencio solemne, me quedé mirando este arqueológico hallazgo con detenimiento y asombro. Arterias fluviales y canales cavados en tierra, se abren paso, señalando destinos que un día serán recuerdos. Caminos secundarios, tortuosos, desafiando obstáculos, bordeando precipicios, asomándose a acantilados, sonriendo. Al norte, vías llenas de asombro, o fruición, improvisado pentagrama. Recorrí con la punta de mis dedos, depresiones geográficas, lagos oscuros, ca...
Festina Lente, por Leonor Henríquez
65b, Leonor Henríquez

Festina Lente, por Leonor Henríquez

Por razones que la razón desconoce, parafraseando a Pascal, vuelve al paisaje de mi vida este adagio clásico, Festina Lente, que se traduce como: Apresúrate Lentamente.Me volqué a buscar en mis cajas polvorientas, cofres y baúles viejos, un colgante que compré en México hace veintitrés años.Y lo encontré.El ancla y el delfín, el Festina Lente, volvió a mi cuello.Pareciera un absurdo radical, un oxímoron, apresúrate lentamente, pero se trata de ese fino balance entre la urgencia y la diligencia.En Venezuela se traduciría como “sin prisa, pero sin pausa”.El emperador romano, Augusto, lo utilizaba como la divisa de su ejército (en aquel tiempo lo representaban con una mariposa y un cangrejo), y se convirtió en un lema muy popular en el renacimiento.La Fontaine lo inmortalizó en su fábula de l...
El filósofo, por Leonor Henríquez
62b, Leonor Henríquez

El filósofo, por Leonor Henríquez

Cuando me hacen preguntas como ¿Por qué existe algo y no más bien nada? me empieza a doler la cabeza.Mi biblioteca a veces me invita a releer libros olvidados, y en este caso acepté esta invitación a la filosofía, como el mismo autor la describe, Las Preguntas de la Vida de Fernando Savater.Aclaro que la filosofía es una disciplina que me apasiona, pero de la cual me declaro completamente neófita e incompetente.Pero aparte del disfrute de toparme con Sócrates de Alopece, Tales de Mileto y Platón de Albóndigas (un toque de humor gracias a mi hermano QEPD), esta gimnasia mental de leer filosofía coincidió con la visita a mi casa de un verdadero filósofo.Al principio me sorprendió su seriedad y su voz grave, pero de inmediato salió a la luz su verdadero temperamento alegre y su poder de cuest...
Caminos verdes, por Leonor Henríquez
55a, Leonor Henríquez

Caminos verdes, por Leonor Henríquez

A veces me voy por los caminos verdes.Los geográficos y los de la mente.En mi país llamamos los “caminos verdes” a la ruta menos directa, pero quizás más tranquila y pintoresca.Abandonar la autopista para tomar veredas solitarias me ha resultado muy inspirador.Sucedió que, durante mi paseo diario por el parque, descubrí un caminito angosto, en medio de la pradera infinita, el equivalente a la “sabana íngrima” de mi tierra, como dice una canción venezolana.Y parece mentira, pero en esa "ingrimitud", en que el mundo pareciera totalmente deshabitado, me siento más acompañada que nunca.Allí, en el medio de espigas y flores silvestres, entre maripositas azules, pajaritos que vuelan nerviosos a mi paso, piedritas y charcos, acuden a mi alma todas mis presencias amorosas. Esas que me acompañan si...
Tactile memory, by Leonor Henríquez
Leonor Henríquez

Tactile memory, by Leonor Henríquez

leer en español I closed my eyes and let the memories come to my fingertips.For the first time in many years, I gave myself permission to open a gate that had been firmly closed.The one of music.I don't know where that inspiration came from, perhaps from the wind, from the river, the sky.It was as if a torrent of water was suddenly released over a silent, arid, and deserted riverbed.My hands began to move, remembering caresses, walking paths of ivory and ebony, dancing to the rhythm of my own magic.The happiest years of my life returned in marvelous dances and contradanzas, waltzes, dulzuras, six by eights metrics.They say that remembered joy does not make you happy. Sometimes quite the opposite and I really certify it, but this time I felt empowered to feel the joy of my music again.It co...
Gente que Ríe, por Leonor Henríquez
106b, Leonor Henríquez

Gente que Ríe, por Leonor Henríquez

read it in EnglishEste libro, Gente que Ríe, de Laura Chivite (Pamplona 1995) lo compré hace poco, en el Palacio del Libro, Paseo de Gracia, Barcelona.Más glamoroso imposible.Se trata de una escritora joven que “traza una panorámica en sentido inverso al curso de la vida: desde 2060 hasta 1995”.Lo elegí para compartir en esta edición de Atril, no solo por el título, que me encanta,  sino porque me pareció un libro inquietante, que interroga los tiempos que vivimos, y al mismo tiempo nos hace reír.Una risa nerviosa, tal vez.Por ejemplo, habla de un microchip que sería implantado en las personas al nacer, que consistiría en la manipulación de los termorreceptores del cuerpo a fin de que la persona siempre tenga la misma temperatura, manteniendo el índice metabólico al máximo confort. La mane...