Parejas III,
por Getulio Bastardo
La convivencia en pareja entraña madurez e inteligencia, lo mismo que se requiere para la separación.
Si somos lo suficientemente inteligentes para entender que, si el amor nos une, cuando se acaba la pareja tiene que disolverse. Nadie está obligado a permanecer en una relación en constante discordia, ni siquiera por los hijos. Los hijos no unen ni separan parejas.
Si en el matrimonio no ha habido hijos, ni bienes materiales que repartir, cada uno coje por su lado y san se acabó. No hay ni debe haber conflictos.
En caso de que hayan procreado hay que observar ciertas condiciones para minimizar los efectos de la separación:
Mantener un canal de comunicación abierto, preferiblemente a través de un terapeuta profesional, el cual puede ser un espacio seguro para abordar los problema de...