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Te lo dije,<br/> por Victorino Muñoz
213c, Rafael Victorino Muñoz

Te lo dije,
por Victorino Muñoz

 Una de las expresiones más detestables que puede haber es esta que da título a la presente nota. Frase odiosa donde las haya, sobre todo usada para mostrar al otro la superioridad del que habla. Es común escucharla cuando alguien se ha equivocado, por seguir una vía que consideró la apropiada para resolver un problema.Obviamente, nadie puede saber de antemano, al menos no siempre, si la opción que toma será la acertada. Solo lo revelarán el tiempo y los resultados. Sin embargo, los que gustan usar el “te lo dije” parecen creer que ellos sí tienen el don de la clarividencia, por lo cual añaden: “yo sabía que eso iba a pasar”.Lo peor es que al momento de enunciar la bendita frase, con aquella sonrisa de autosuficiencia, ni siquiera se conduelen del que se equivocó, aunque siga con el proble...
Autorriego, <br/> por Lucy Gómez
213c, Lucy Gómez

Autorriego,
por Lucy Gómez

Hay una gran diferencia entre lo que consideramos necesario para mantener un jardín y lo que necesita realmente cuando nos vamos de vacaciones, tenemos un fin de semana libre o   enfrentamos una subida criminal de temperatura. La solución es el autorriego. Si hay algo que haga feliz a una planta es estabilidad. Agua y comida constantes, plagas controladas, atención. Para que el riego sea estable, hay que construirles un sistema que resuelva el problema de la sed y el olvido, cansancio o fastidio que impide regar. Recomiendo un sistema de autorriego con plástico reciclado, convirtiendo botellas, de agua mineral o jugo, dependiendo del tamaño, en macetas. Si tienes hortalizas o plantas grandes, mejor las de 8 litros o más. Para las más pequeñas, las de 2 litros valen. Se cortan hast...
El día siguiente,<br/> por Soledad Morillo Belloso
213c, Soledad Morillo

El día siguiente,
por Soledad Morillo Belloso

 No empieza. Se desliza. Como un animal que se mueve lento en la espesura, un cuerpo tibio que aún guarda el olor de la noche anterior. En su pelaje lleva restos de sueños, una rendija por donde se coló el insomnio, un susurro que nadie respondió, pero que insistió en quedarse.Lo que no dijimos se convierte en bruma, y lo que callamos —por miedo, por pudor, por no saber cómo— se cuela por las roturas del día como lluvia fina, persistente. Y lo no hecho —ese temblor que no encuentra destino— se acumula bajo la lengua, como polvo detrás de la puerta, como sombra que nos sigue sin nombre.El día no despierta en blanco. Viene cosido desde adentro, con puntadas invisibles hechas en otra parte, con otra aguja, con otro hilo. Caminamos su superficie creyendo que es nueva, pero cada paso ya estaba ...
El banco,<br/> por Leonor Henríquez
213c, Leonor Henríquez

El banco,
por Leonor Henríquez

read it in English        Una frase leída al vuelo y que reservo para el final, me hizo tomar conciencia de mi situación bancaria.El tema financiero no es mi fuerte, pero esta vez se trataba de ciertas cuentas que hay que cuidar, independientemente de las de dinero, el cual admito que, aunque no conduce a la felicidad, te deja a media cuadra, o al menos eventualmente, calma los nervios.Esta otra cuenta a la que decidí poner atención es mucho más compleja: es la de mi ánimo.A veces se encuentra exhausta, otras veces le entran depósitos millonarios, como cuando hay algo que celebrar, un nuevo proyecto creativo, buenas noticias.En general mi cuenta se encuentra bastante balanceada.A diario recibo cheques en blanco de la naturaleza, de amaneceres gloriosos, de pelícanos danzando tras mi ventan...