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Aguja o corcho,<br/> por Victorino Muñoz
212d, Rafael Victorino Muñoz

Aguja o corcho,
por Victorino Muñoz

Si uno coloca con mucho cuidado una aguja en un recipiente de agua, puede lograr que esta flote gracias a la tensión superficial. Es algo así como lo que sucede con ciertas personas en el mundo del arte, la música o la literatura. Sobresalen o son conocidas gracias al empuje que les brinda algún padrino, que lo aúpa y lo apoya.¿Por qué lo hacen? No se sabe si por procurarle un bien a aquel o por no hacérselo a nadie más. Cierto es que, cuando se trata de ayudar a otro, la mayoría lo hará con sus conocidos, del mismo modo que de niños, en la cancha de fútbol o de básquet, llamábamos a nuestros amigos para formar parte del equipo y dejábamos por fuera al que nos caía mal, así supiera jugar más.Gracias a esto, el aguja puede ser reconocido y ganar dinero, porque a veces en esas cosas los que ...
El maquinista,<br/> por José Manuel Peláez
212d, José Manuel Peláez

El maquinista,
por José Manuel Peláez

Aprovechando mi tiempo de andar sin rumbo, pasé a visitar a mi hermana, que siempre se ha comportado como mi madre y a su marido, Pablo, que siempre me divertía mucho. Me pareció una buena oportunidad para ver cuánto habían cambiado ellos y de medir cuánto había cambiado yo. Mi hermana seguía en su papel de comandante general del hogar y regía con puño de hierro la vida de Pablo y de sus dos gemelos idénticos. Aparte de esto, la encontré muy preocupada por mi cuñado y su nueva pasión. Aquella tarde, Pablo me permitió entrar a su “templo”: un enorme espacio cerrado en el que había construido una red ferroviaria en miniatura. Me sorprendió el diseño de las líneas y los detalles de paisajes, vías, locomotoras, vagones y personas. Reparé en que algo así lleva años en hacerse realidad. Pa...
Cariocas y parisinos, <br/> por Luli Delgado
212d, Luli Delgado

Cariocas y parisinos,
por Luli Delgado

Rio de Janeiro no se concebiría sin sus playas. La montaña a un lado y el mar enfrente, la ciudad se extiende en el medio y es difícil encontrar un lugar desde donde no se vea o se adivine el agua. Una de las escenas callejeras más comunes es ver gente con ropa de baño que va o viene de tomar sol, jugar vóley en la arena, o juntarse con amigos a cantar un “pagode”. Tampoco es extraño ver al anochecer gente, todavía en traje de baño, tomarse una cervecita en alguno de los muchos bares de la ciudad. Así son los cariocas, gentilicio de quien nació en la Cidade maravilhosa, como también es llamada Rio de Janeiro. París en cambio es tierra de museos, de intelectuales, de monumentos y construcciones impresionantes, de arte y cultura, de siglos de historia. Es la primera imagen que viene a la ...
Te cuento que…<br/> por Suzan Matteo
212d, Suzan Matteo

Te cuento que…
por Suzan Matteo

A veces la historia se cuenta al revés, o se cuenta a medias, que viene a ser casi lo mismo... Elizabeth Siddal, por ejemplo. Puede que te suene de algo: es la modelo pelirroja que aparece en los cuadros de los prerrafaelitas, esos pintores que durante unos cincuenta años, a mediados del siglo XIX, pusieron el arte británico de cabeza. Es famosa como la pelirroja que flota boca arriba en un arroyo pintado por Millais: Ofelia. Pero Lizzie era mucho más que una mujer bonita: fue pintora, ilustradora y poeta. Fue artista en un mundo que aún no sabía cómo comportarse ante mujeres que no querían limitarse a posar. Nació en 1829 en Londres, en una familia más bien modesta. Trabajaba en una sombrerería cuando la descubrieron los prerrafaelitas. Y ahí comenzó todo. Rossetti se obsesio...