Regresa el Jedi,
por Rubén Azócar
ler em portuguêsread it in English Mi abuela materna, Celia y a quien llamábamos la Mamina fue una educadora excepcional. Le enseñó a generaciones de párvulos sus primeras letras y números. Era la mezcla perfecta de ese amor materno del bueno, amorosa pero firme, muy firme. Yo no solo fui uno de sus discípulos, sino que tuve la dicha de verla en acción por muchos años y aprender de ella ese arte del enseñar y educar.A pesar de que en mis años en el Loyola de Caracas le daba ayuda a mis compañeros de clase -recuerdo especialmente enseñándole al “Chucho" y al "Cifu” (altos “panas” y mejores surfistas) química orgánica. Pensé equivocadamente que la decisión de optar por la carrera medica me separaría de la enseñanza.No pude estar más errado, esa semilla de enseñar que me sembró la Mam...