Mira, mijito, ven acá…
por Luli Delgado
Si estaba en la calle y necesitaba quien le llevaran un paquete, le dieran una dirección o algo así, Lulucita cazaba al primer varón disponible llamando con la mano y diciéndole: “Mira, mijito, ven acá. ¿Cómo te llamas tú?” y le pedía lo que necesitara en ese momento.Nosotros le advertíamos que en una ciudad como Caracas eso podía ser muy peligroso, pero ella se encogía de hombros y ni pensaba en hacernos caso.Además del peligro que eso suponía, con la edad yo fui pasando de una reacción a otra. Primero me daba pena, después me daba rabia de verla tan osada y, por último, aparte de parecerme divertido, ya no me daba nada.Lulucita partía de la premisa de que no había nada que halagara más a cualquier hombre que ayudar a una dama en aprietos. Vaya uno a saber si es verdad. Pero sea porque te...