News That Matters

165d

Talco con mota,<br/> por Luli Delgado
165d, Luli Delgado

Talco con mota,
por Luli Delgado

Como está haciendo calor, recordé con mi primo Jóse las baticas de algodón que se usaban de toda la vida, “batiquecasa” como abreviaba mi amigo Camilo.Un recuerdo nos llevó al otro y caímos en el talco con mota, seguro se acuerdan, un envase redondo con una mota ídem que usábamos casi a diario después del baño y que era el perfecto regalo para cumpleaños, día del santo, (que en esa época se celebraba), Navidades, o cualquier otra ocasión especial. Era por esa época en que en los tocadores se colocaban frasquitos de perfume con una perilla que lo rociaba, a menudo acompañado de un envase de vidrio con bolitas de algodón de varios colores.En el repertorio humorístico de mi familia, estaba la famosa caja de talco que dos viejitas tías de mi mamá se regalaban una a la otra sin acordarse de que...
Anatomía patológica, <br/> por José Manuel Peláez
165d, José Manuel Peláez

Anatomía patológica,
por José Manuel Peláez

En la fotografía aparecía un joven Manolo, al lado de un hombre altísimo de cara adusta que escondía sus manos en los bolsillos de una impecable bata blanca. A pesar de visitar frecuentemente a Manolo, yo nunca me había fijado en esa foto y me interesé en ella.Manolo negó mi hipótesis de que él hubiera querido ser médico: “No soporto ver sangre”, me dijo con un gesto de fatalidad. La explicación era otra.Hacía muchos años una amiga, que Manolo quería convertir en algo más, comenzaba a estudiar Medicina y le pidió acompañarla a su primera clase de Anatomía Patológica, una materia temida por todos, sobre todo por la fama de su eminente profesor.El aula era un anfiteatro expectante en cuyo centro se alzaba un mesón. El profesor entró, se colocó frente a todos y con voz de woofer profundo advi...
Mi gran maestro,<br/> por Victorino Muñoz
165d, Rafael Victorino Muñoz

Mi gran maestro,
por Victorino Muñoz

Estudié Literatura en la Universidad de Carabobo, por allá a finales del siglo pasado. Tuve la fortuna de ver clases con un gran maestro: Orlando Chirinos, a quien hoy quiero recordar, a tres años de su fallecimiento.Chirinos llegaba con su bolso de viajero, lleno de libros. (Nunca ha sido más precisa la metáfora del libro como viaje). Además, traía unas hojas garrapateadas con apretada caligrafía, cuyo contenido comenzaba a transcribir en la pizarra, llenando todo y llenándose él de tiza, hasta los codos.Entonces se sentaba y comenzaba la clase, con su armoniosa voz de barítono. Las chicas suspiraban cada vez que él leía un poema de Petrarca o John Donne o un fragmento de Shakespeare, pues era Literatura Occidental lo que nos daba.Yo estudiaba de noche y mis compañeros eran casi de la eda...
Te cuento que…<br/> por Suzan Matteo
165d, Suzan Matteo

Te cuento que…
por Suzan Matteo

Era agosto de 1969. En una granja perdida de Bethel, Nueva York, medio millón de jóvenes se reunieron para algo más que un concierto. Lo llamaron «Woodstock», y lo que empezó como un evento de música terminó convirtiéndose en la última gran rebelión de una generación cansada de guerras, injusticias y promesas vacías. El mundo estaba en llamas. La Guerra de Vietnam, que se tragaba a los jóvenes como si fueran carne de cañón, y las protestas en las calles por los derechos civiles y contra un sistema que parecía podrido hasta la médula. En ese contexto, la música se alzó como la única voz capaz de romper el silencio cómplice de los poderosos. Woodstock, con su caos organizado, no fue solo un evento: fue la trinchera de una generación que decidió decir ¡basta! Los organizadores espera...