Sol de la tercera edad,
por Luli Delgado
Llamo a mi amiga Amarilis, lo más cercano a una comadre que tengo en Portugal, y le preguntó que cómo está.
Me responde: “Aquí, bien, haciendo con el sol lo único que uno puede hacer a esta edad: lavar ropa”.
Me causa muchísima gracia, porque es así mismo. Para comenzar, de jóvenes ni se nos ocurría que la ropa había que lavarla. A mí ni me pasaba por la cabeza. La tirabas en el cesto, eso si no la dejabas regada por ahí, y dos o tres días después estaba en el closet como si fuera un pase mágico.
El sol, por su parte era sinónimo de playa, de bikinis mínimos, “¿Tú vas a ir a la playa con ese traje de baño? Estás casi en cueros”, reclamaba Lulucita escandalizada.
No solamente con ese bikini, sino armadas de unas lociones que no sé si todavía existen, pero que eran hechas para fr...